Todavía hoy, la amalgama sigue siendo considerada como una solución para reparar un diente dañado por la caries o un trauma y devolverle la función masticatoria y estética.
La amalgama es una mezcla de polvo fino de plata, estaño y cobre que, en algunas ocasiones tiene como materiales añadidos el zinc con mercurio.
Ha sido un producto exitoso, debido a su resistencia a las fuerzas de masticación, pero tiene diversos inconvenientes, como el riesgo que puede causar a la salud el mercurio, que es conductor térmico y eléctrico y, ante todo, su pobre aporte a la estética.
Debido a esas desventajas, el cambio de amalgamas por resinas ha venido ganando terreno, en Costa Rica, frente a las resinas o calzas blancas que, además de ser estéticas, poseen diversas propiedades funcionales favorables.
Las resinas son un recurso cada vez más aceptado, tanto para las reparaciones de dientes como para sustituir las amalgamas. Veamos algunas de las razones:
- Por tratarse de un compuesto metálico, la amalgama no se adhiere al diente (va empacada por acción mecánica) por lo que, con el tiempo, admite filtraciones de bacterias que pueden causar caries y sensibilidad dental.
- Los metales de la amalgama van causando manchas muy difíciles de eliminar, al introducirse por los diminutos túbulos del diente. Es difícil restaurar el diente, aunque se remueva la amalgama.
- La amalgama es más dura que el propio diente, una circunstancia engañosa porque una fuerza masticatoria excesiva puede facturar el diente, puesto que se trata de una cuña. En su lugar, la resina presenta una dureza similar al diente que ayuda a disipar las fuerzas.
- Para que una amalgama encaje correctamente, se debe realizar una cavidad adicional, después de retirar una caries. Además, se corre el riesgo de que la amalgama resulte de un tamaño mayor que el necesario, algo contraproducente contra los principios de la odontología conservadora.
- Los metales que conforman la amalgama producen sensibilidad, debido a un fenómeno conocido como “corriente galvánica”, algo parecido a pequeñas descargas eléctricas. Sólo se puede calmar eliminando las amalgamas.
- La caries secundaria no se distingue en las radiografías, debido a lo cual las bacterias que la producen avanzan, sin que se perciba mediante un oportuno diagnóstico.
- Las restauraciones con resinas dan al diente un aspecto natural y limpio, calzan a la perfección en la cavidad dental, se adhieren al tejido de los dientes y aportan una agradable presencia estética.
El cambio de las amalgamas por resinas es, en principio, una buena decisión, pero debe apoyarse en radiografías u otros exámenes complementarios, para obtener un amplio panorama sobre las dimensiones de la prótesis y los cambios que puedan resultar del procedimiento.
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